Así de hermosa aparecía la Virgen al anochecer del día 27. En el presbiterio de San Gregorio, subida a su paso bajo la bóveda blanca de la capilla, nos metía de lleno en los momentos históricos que estábamos a punto de vivir. No salían las palabras, los ojos de los hermanos hablaban con las lágrimas. Las imágenes bastan para explicar los sentimientos soleanos ante Su presencia.
gran mes de octubre el del pasado año,impresionante reportaje fotografico.
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