lunes, 8 de noviembre de 2010

Ramos Rejano

Azulejos de la Capilla,
 Fábrica Ramos Rejano.

En 1955 son trasladados Nuestros Amantismos titulares a la Parroquia de Sta. María
de la Asunción por el comienzo de las obras de restauración y reforma de la
Capilla de la Soledad en la Real Ermita de San Gregorio de Osset. Muchos serían los
arreglos y estrenos que durante una década (hasta el 1 de enero de 1965 no fue la
inauguración) se acometieron, tanto de albañilería, como el artesonado, el retablo,
y quizás el más destacado, el zócalo de azulejos de la prestigiosa Fábrica Ramos
Rejano de Triana. No se escatimaría en gastos para darle el máximo esplendor a
la casa del Señor y Su Bendita Madre. En esta ocasión traemos la historia de la
fábrica que realizara el zócalo de azulejos sevillanos, único en Alcalá del Río y obra
maestra de dicho taller:

Esta Fábrica de cerámica radicada en el popular barrio sevillano de Triana fue una de las más prestigiosas del siglo XX. Fundada por Manuel Ramos Rejano en 1895, desarrollaría su actividad hasta 1965, en diversas etapas: la primera, desde 1895 hasta 1922 en que fallece su fundador, continuada desde ese año  bajo la razón social "Vda. e Hijos de Ramos Rejano" y posteriormente "Hijos de Ramos Rejano" , aunque popularmente esta industria siempre se ha conocido y nombrado con los apellidos de su fundador, osea, "Ramos Rejano". 
D. Manuel Ramos Rejano nació en Palma del Río (Córdoba) el 19 de Octubre de 1851, llegando a Sevilla a la edad de trece años con la intención de ingresar en el ejército, pero al fallarle una previsible recomendación ingresa como dependiente en la ferretería sevillana "El Candado" hasta que cumplió 25 años.

En 1876 pues, guiado por su voluntad de tener comercio propio abre junto con su hermano el Bazar Sevillano, en la calle Tetuán 10 esquina a Muñoz Oliver (donde se vendían juguetes y bisutería fina, y más tarde cerámica). A través de su cuñado, el pintor José Villegas Cordero (18441921), hermano de su esposa, toma contacto con el mundo artístico y de la cerámica para mejorar su negocio. Se relaciona con los ceramistas Francisco Díaz Álvarez, Fernando Soto, los hermanos Jiménez y Mensaque. Tuvo contacto, aunque menos, con José Gestoso y Pérez.

Tras prosperar en su negocio, decide entrar de lleno en la actividad industrial de la cerámica hacia 1895, tras aficionarse a los barros vidriados. Le dedica tiempo y dinero, buscando por encima de todo una alta calidad artística, en un tiempo en que la competencia entre las distintas fábricas era alta.
Su primera fábrica se abre en la zona de los Remedios, al término de unas fábricas de cerámica que lindaban con la factoría de loza de Sandeman McDougall,  en San Juan de Aznalfarache. En 1905 la traslada a unos locales en la calle San Jacinto, 101, lugar que ocupa hasta su cierre en 1965. En la calle Tetuán mantuvo el escritorio y venta al público hasta su cierre, en cuya fachada había unos faroles que hoy los encontramos en la Capilla de la Hermandad de la Carretería.

Empezó con un número de operarios cercano a cuarenta, y se fueron incorporando pintores de cerámica como Manuel VigilEscalera y Díaz (tuvo allí su estudio desde 1915 hasta 1938), Enrique Orce Mármol (de 1917 a 1.927), Manuel García Bermúdez, Pedro Navia Campos, Juan Gómez Perea y Manuel Baena Gutiérrez, y poco más tarde Juan Oliver Míguez, su primo Alfonso Chaves Tejada (maestro del taller hasta el cierre de la fábrica), Pedro Lobo de la Vallina, Antonio Díaz Ropero, José Colchero Cano y el escultor Francisco Cluny. En la última época, años sesenta, también colaboró el pintor Antonio Carrera.


José Gestoso califica a Ramos Rejano de "reputado comerciante e inteligente industrial", y resalta el alto valor artístico y la calidad de la producción, caracterizada por la limpieza de los esmaltes, pulcritud y finura de las labores. Obtuvo una perfección inalcanzable en el proceso de dorado y reflejo metálico de las piezas, que los artistas de los siglos XV y XVI habían ejecutado con tanta maestría. Contó en este terreno con el buen hacer de Cándido Arincón, maestro del reflejo. Contribuyó pues a crear una base sólida para la cerámica moderna en el primer cuarto de siglo XX, que perduró. La firma obtuvo entre otros el Gran Premio de la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929) e Internacional de Lieja (1930).




Manuel Ramos Rejano tuvo seis hijos, cuatro varones y dos hembras, y falleció el 26 de Octubre de 1922, en pleno apogeo y éxito profesional que no pudo disfrutar plenamente, pasando la razón social a denominarse Fábrica Viuda e Hijos de Ramos Rejano, e incorporándose su hijo Manuel Ramos Villegas a la dirección hasta el cierre, estudiando Ingeniería Industrial y Ciencias Químicas. A él, que había estudiado ambas carreras universitarias a instancias de su padre para que pudiese continuar y dirigir la empresa con acierto, le corresponde regir la fábrica en la época de la Exposición de 1929, la guerra y la postguerra. Posteriormente, a mediados de siglo, la crisis del sector y las diferencias entre sus sucesores obligaron a cerrarla definitivamente en 1965. Manuel Ramos Villegas falleció en 1970.


Fotografías antiguas y textos: http://www.retabloceramico.net/


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